El uso del color en el interiorismo comercial es una herramienta clave que caracteriza las cualidades esenciales de la marca, además de colaborar psicológicamente en la decisión final de compra del cliente. Desde el ámbito de la psicología del color se le atribuyen ciertas facultades para despertar estímulos y sensaciones en el observador, pero no todos reaccionamos de la misma manera a la exposición de un mismo color. De hecho, el uso de una paleta de colores perfectamente estudiada y adaptada a las características de tu negocio puede ayudar a definir tu tarjet comercial y estimular las ventas.
Según un estudio de KISSmetrics, el 93 por ciento de los consumidores basan su decisión de compra en función del color o la apariencia del producto. Dicho informe aporta datos muy interesantes que relacionan directamente el color con las ventas, en base a los estímulos que despiertan una determinada gama cromática en un perfil concreto de consumidor. Veamos pues que posibilidades ofrece el uso del color en una propuesta de interiorismo comercial.
Cada color, un estímulo
Como ya hemos visto, no todos los clientes de un establecimiento comercial reaccionan de igual forma frente a un color. Los colores poseen percepciones visuales de género, carácter y edad, que estimulan el acto de compra en los clientes. Por eso es importante elegir la combinación de colores más adecuada para su negocio, ya que cada local o cada público posee su propio código de comunicación.
Colores como el negro, el rojo y los azules claros atraen a compradores compulsivos, son por tanto colores habituales en tiendas de ropa, logos de comida rápida o en la cartelería comercial de los periodos de rebajas. En cambio, el color verde o el azul marino atrae a consumidores cautelosos, mientras que colores como el azul claro, los rosas y el violeta captan la atención en los compradores tradicionales.
Como ya hemos mencionado anteriormente, el uso del color aporta códigos visuales que definen el público objetivo al que va dirigido el establecimiento. De este modo, es habitual encontrar tonos naranjas, rojos y violetas en espacios orientados al público infantil; gamas de azules y rojos para en espacios dirigidos al público adolescente; o tonos como marrones, grises y amarillos para un público mucho más adulto. En el caso de la gama de los rosas, se le asocian percepciones de género vinculadas tradicionalmente a lo femenino, mientras que los azules, además de aportar frescura, tienen relación directa con el ámbito de lo masculino.
Aunque estas sensaciones dependerán de la combinación con otros colores y del tiempo de exposición, hay determinadas tonalidades clave como el verde que estimulan sensaciones comunes en la gran mayoría de clientes. Este color tiene la particularidad de ejercer un efecto placebo en la gran mayoría de personas, ralentizando las pulsaciones cardiacas y aumentando notablemente la agudeza visual. Por esta razón es uno de los colores más empleados en espacios que requieren tranquilidad y concentración, tales como librerías, salas de exposiciones, clínicas o guarderías.
El color y el espacio
La percepción del espacio cambia radicalmente con el uso del color. Dependiendo de la paleta de colores utilizada podemos crear la ilusión óptica de ampliar o reducir el espacio, acentuar la sensación de mayor o menor altura, o bien crear sensaciones térmicas que serán mucho más altas para los colores cálidos y más bajas para los fríos. Además de jugar con la percepción del espacio, el uso del color también permite establecer los códigos visuales que definen la identidad de una marca y el público objetivo al que se dirige el producto.
Por tanto, los colores que vemos en la gran mayoría de establecimientos comerciales no siempre son producto de la moda del momento o del gusto particular de sus propietarios. Detrás hay un estudio pormenorizado de las cualidades del espacio que hay que potenciar, dentro de un discurso coherente con la esencia de la marca y con los objetivos que se pretenden alcanzar. El uso inteligente del color puede aportar todo un ecosistema de sensaciones y estímulos a la escena visual, que combinada con un sonido envolvente adecuado y un aroma agradable puede condicionar la conducta de compra del cliente y por ende, mejorar las ventas de tu negocio.
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